Este Movimiento Anti Maracas surgió por la necesidad de instruirse en todo lo que a comportamiento estúpido de minas se refiere. Todas esas cosas que los hombres han tenido que soportar, pero que sólo algunos hemos sabido detectar y observar a lo largo de nuestra existencia, con lo cual hemos recopilado una serie de datos que de seguro les serán útiles a los sensatos servidores anónimos que nos apoyan en esta noble causa.

Para algunos es un conocimiento innato, para otros menos afortunados, el darse cuenta de estas realidades de la vida es un proceso largo y lleno de caí­das y tiempo perdido. Años y años después de la pubertad, algunos siguen cayendo una y otra vez en los mismos patrones, los mismos fracasos. Esperamos que aquí­ puedan encontrar la ilustración necesaria para ser hombres libres.

3.4.07

 

Clasificación Tipológica de las Maracas

He aquí un artículo contribuido por axolotl.

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Pequeña Clasificación Tipológica de las Maracas

Un estudio por axolotl



Antes de comenzar, es necesario hacer una pequeña aclaración: Esta tipología es netamente abstracta, entre otras razones, porque los tipos no se dan casi nunca en forma químicamente pura en la “vida real”.

Inspirándonos un poco en las caracteriologías aristotélicas e hipocráticas distinguimos, como primera aproximación, un tipo básico de maraca no desarrollada, que vendría a ser la


Maraca Estándar o Amorfa

La maraca estándar es sencillamente aquella que, al tener babosos disponibles, los usa sin una mayor elaboración. No genera estrategias de manipulación, sino que, floja como ella sola, hace el mínimo esfuerzo: recibir las atenciones de sus babosos.

En general, acá tratamos con mujeres que, llegado el momento, se establecerán con el mejor baboso que tengan a mano, ejecutando una suerte de “darwinismo baboseril”, donde el baboso con la mejor oferta gana, y hasta se convencerán de que están enamoradas, o algo por el estilo. Todo ello, por supuesto, en la línea del mínimo esfuerzo, que define a la maraca estándar o amorfa.

Las maracas que no corresponden al modelo estándar o amorfo, por alguna perturbación sicológica o emocional, o bien por tener más vuelo o desarrollo de algunos aspectos intelectuales, suelen planificar la explotación de sus babosos.

Esto produce al menos tres tipos básicos de maracas que, al igual que los colores, generan innumerables variantes al combinarse. Ejemplo de combinación: Una maraca con rasgos intelectuales y místicos, genera la maraca artística. La maraca neurótica e intelectual, genera la maraca perra culiá. Y así sucesivamente. Por supuesto, también incide la proporción de cada rasgo maraco en la ídem.

Pues bien, partiremos analizando a la maraca neurótica.


Maraca Neurótica

La maraca neurótica posee dos características esenciales:

  1. Pasión por el control (rasgos de “control freak”),
  2. Ciclotimia o bipolaridad.
Pasión por el control: La maraca neurótica desea explotar a su baboso o babosos de manera vigilada. Así, no soporta perderlo de vista, y quiere que las cosas se hagan exactamente de la forma que ella desea. Para eso, entonces, debe mantener un control que, mientras más absoluto, mejor. Tiende a subyugar a sus babosos, y a convertirlos en verdaderos esclavos, de una forma quizás más evidente para el público que otros tipos de maracas.

Bipolaridad: El problema con estas maracas, es que en muchas ocasiones desean dos cosas completamente opuestas y muchas veces excluyentes, por lo que el baboso en cuestión generalmente sufre las consecuencias, al no entender esta realidad. Es más, la maraca neurótica, al conseguir lo que quiere, se da cuenta que en realidad no es lo que quiere y, lógicamente, castiga al baboso.

El baboso que cae bajo una maraca neurótica, la mayoría de las veces siente como si le aplicaran un taladro en la cabeza, pues cuando cree que la ha hecho de oro, es justamente cuando la maraca se muestra más insatisfecha. La maraca neurótica, como toda maraca desarrollada, disfruta hablando de proyectos que jamás tendrán lugar, y que–ley casi invariable–van en total conflicto con sus deseos más íntimos, por lo que en las raras ocasiones que el baboso consigue volver realidad estos proyectos, la maraca en cuestión lo castiga aún más duramente.

Frases típicas: “Pero no te das cuenta de lo que hiciste?”, “Es que no me quieres?”, “No puedes ser así”, “Piensas solo en ti”, etc.

Ejemplo clásico de maraca neurótica: Cecilia Bolocco.


Marca Intelectual

El leitmotiv de la maraca intelectual es el estatus. Una maraca intelectual busca estar con babosos que tengan alguna clase de estatus en el mundillo intelectual o cultural del lugar donde viva la maraca en cuestión. Muchas veces, quizás, esto sea algo inconsciente en ella, o lo niegue, pero la verdad es que esta maraca se siente irremisiblemente atraída por los músicos, los escritores, los filósofos, etc. [No dejemos de lado a los físicos, por favor. – N. del Ed. C.C.]

Y, cosa esencial en la maraca intelectual, le gusta lucirse y mostrarse rodeada de sus babosos intelectuales. Para ello, se viste de maneras entre extravagantes y refinadas, algo así, digamos, como las chanas de las discos de reggaetón, pero traducido a algo, digamos, “artishtico”.

Como toda maraca, gusta de coleccionar presentes de sus babosos, que en este caso se tratará de música, libros, películas o algún objeto que no volverá a revisar dos veces salvo casos excepcionales.

Frases típicas: “Vamos a [el lugar top artístico/intelectual/underground]?”, “Viste la última de David Lynch?”, “Escuchaste lo último de Cerati?”, etc.

Ejemplo clásico de maraca intelectual: Gala de Dalí.


Maraca Mística

Acá tratamos con la maraca más sensiblera de todas. Emotiva, le busca explicaciones sobrenaturales o pseudo-religiosas a la calentura, o a la babosería. Asimismo, escuda su explotación de los babosos tras esa misma mascarada.

Cree en los accidentes felices, usa un lenguaje relamido, que ella cree espiritual, o poético, y es fijo que cree en los signos zodiacales, en el destino y en las vidas pasadas y futuras.

Su característica definitoria es el misticismo. Se deja querer, y anima a sus babosos dándoles a entender que es el destino el que hizo que la sirvieran a ella, utilizando de manera bastante obvia ese argumento para dejar prendidos a sus babosos, en la esperanza de follar místicamente a esta maraca mística. Asimismo, utiliza dicho “misticismo” para ordenar a sus babosos, para ponerlos en el lugar que ella necesita.

Esta maraca es, quizás, la más inalcanzable de todas para un baboso común y silvestre, pues su misticismo es una forma sublimada de masturbación mental, que la satisface mucho más que cualquier baboso o sus servicios. En efecto, muchas veces escogerá a uno u otro baboso, para dar algún carácter físico a su misticismo, o sea, a su paja mental. Si el baboso escogido ignora que en realidad la maraca mística está deslumbrada consigo misma, será un baboso feliz hasta que la maraca se aburra de él. Luego, será un baboso traumado.

Ejemplo clásico de maraca mística: Krishna de Caso.



Si observamos el gráfico, vemos que los tres tipos fundamentales de maracas generan formas derivadas. Ahora bien, no es sólo la proporción en que se reparten estas características, sino que también influye en qué medida están lejos de ser maracas estándar o amorfas, influyendo esta “distancia” a la intensidad del tipo de maraca.

Además de estas tres grandes categorías, existe otra categoría a la que puede o no pertenecer la maraca, independiente de si es una maraca desarrollada o no. Me refiero a la


Maraca Física

La forma más fácil de describirla es decir que se trata de la maraca que, cuando hay un grupo de amigos en una casa, se pone a bailar para que todos la vean. La maraca física, en su plenitud, es aquella que, cuando sale con su pareja de turno, se pone a bailar con otro como si estuvieran mandándose un polvo delante de todos.

Las maracas físicas tienen sus pro y sus contra. Un pro es que resulta mucho más fácil llevársela a la cama, siempre y cuando uno no sea baboso, y tenga cierto temple de acero. Un contra, es que esa facilidad se conoce, y son muchos los que compiten.

Otro pro, es que, con suerte y con algo de indispensable licor, a uno le puede tocar desde un agarrón hasta un beso o un clásico “puntazo”. Otro contra, es que no resulta conveniente salir oficialmente con ella, pues esa es la persona a la que menos hace caso.

Por supuesto, como en todo, hay gradaciones en la magnitud del fenómeno.

Y para concluir este mini estudio, debo decir que en este ancho mundo, también existen maracas con distintas clases de complejos: complejo de inferioridad (“me veo bonita?”, “ayúdame”), de puritana (“que eres ordinario”), de peter pan (o sea, la maraca “tiernucha” y rosada), etc., etc., cada cual con sus características definidas, que complementan la aproximación somera que es este artículo.

Saludos cordiales, y ojo con las maracas! ☺

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El comité editorial del Movimiento Anti Maracas agradece la contribución de axolotl.

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